viernes, 3 de mayo de 2013

Álvaro Muras

Vamos a seguir con la serie de críticas sinceras a músicos coruñeses.
¿A quien le toca ahora? Ha acertado, señora, a Álvaro Muras, también conocido en los círculos angloparlantes como Alvaro She-walls.
¿Cómo empezar una crítica a tan insigne bajista? Supongo que lo mejor es empezar por el principio o, en su defecto, por una disertación a modo de prólogo.
Supongo que habrá quien piense o diga:
"Crítico, viejo amigo, pero si Álvaro es buen chaval y, además, no toca mal el bajo. ¿Por qué lo criticas?"

Pues la respuesta es tan sencilla que hasta nuestro amigo Álvaro la comprendería.
Pues si, Álvaro no es mal chaval y, además, no toca mal el bajo, pero...
Cualquiera que sepa un poco de música sabrá que cuando nos encontramos con dos o más personas que forman un combo musical y este lleva el nombre de uno de los integrantes (y esto suele suceder sobre todo en el ámbito del jazz, donde Álvaro estaría tan a gusto como Espinete en una fábrica de condones) se supone que se trata de un grupo en el cual vamos a disfrutar del músico que da nombre al combo, el cual es una eminencia ,intérprete prestigioso y un chanante a todas luces, y un grupo, normalmente de músicos más que solventes, que lo acompañan.
Es decir, que si vemos un cartel que anuncia "Perico de los Palotes Quartet" sabemos que vamos a disfrutar del virtuosismo de Perico acompañado del no menos deslumbrante talento de tres musicazos de sesión.

Eso sería lo lógico,pero en este caso nos llevamos un chasco. Antes, nuestro heroe daba conciertos como "Álvaro Muras" a secas y ahora como "Álvaro Muras y Funkatro".
¿Y donde está el problema?. El problema está en que Álvaro, aunque no es un paquetón con todas las letras, no deja de ser un bajista mediocre, que se ve superado de calle por cualquier bajista medianamente avezado que forme parte de un grupo cualquiera al que no preste su nombre.
El problema está en que el ego de Álvaro no le deja ver que hace el ridículo cuando pretende hacer gala de un virtuosismo inexistente.

Y eso no es tan grave, ya que con un cambio de nombre se arreglaría. Lo peor es que no se da cuenta de que es probablemente el peor ejecutante de su grupo y de que lo que él llama composiciones propias son tristes amagos de canciones, ni de que lo que el llama "Jam-sessions" son ocasiones que se le dan al músico mediocre de humillar a Álvaro en su propio terreno.
Para muestra un botón:

http://www.youtube.com/watch?v=j8N2ErplEqU

Y lo peor no es eso, sinó su obsesión en catalogar sus torpes improvisaciones como Funk-fussion EXPERIMENTAL.
Si, habéis leído bien, EXPERIMENTAL.
Si alguien me puede decir qué tiene de experimental cualquier cosa que haya hecho este tipo, por favor que me lo haga saber. Prestad atención al video que sigue, y disfrutemos del excelso solo de bajo de Álvaro y como dirige al grupo con sus gestos:




Y aún me atrevería a decir más. Aunque Álvaro no es malo, carece de un aspecto fundamental en cualquier bajista que se precie. Estamos hablando de ese concepto, a priori abstracto y casi indefinible, que se llama "groove", "peso" o como el listillo de turno lo quiera definir.

En resumen, Álvaro... busca un grupo de músicos mediocres, ensaya al menos un par de horas al día y deja los delirios de grandeza un lado.
Y recuerda, los halagos de gente iletrada que se ha bebido un par de copas de más no te sirven de nada. Si le preguntas a cualquier músico de verdad que sea sincero lo que opina de tu espectáculo y de tu rol en el grupo, lo más probable es que te diga: "Bochornoso"

Sin acritud, tu amigo el crítico ofensivo.

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